Ni Carlos Arniches hubiera encontrado un filón tan inagotable para trazar un sainete en torno a un absurdo. Lo del ministerio de Transportes ha sido una auténtica chapuza. Se ha mal resuelto con algún cese, pero esto no acelerará los dos años de retraso que van a suponer el bodrio de gestión de RENFE y ADIF.
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, fue rápida a la hora de cesar a dos mandos intermedios en la cadena de decisiones. Y ahora, dimiten el presidente de RENFE y la secretaria de Estado de Transportes. Esto solo hace que confirmar el nivel de la chapuza y el vodevil que estamos viviendo con este lamentable episodio.
Bien hará, a quien corresponda, en preparar una campaña ambiciosa que ponga en valor lo mucho y bueno que tiene esta comunidad y que, a día de hoy, entre unos y otros solo han hecho que dañarla.
No debemos permitir que la imagen de Asturias sea la del “tren de la risa”. Y éste casi la arrolla. Semejante error no se subsana con dos ceses y un par de dimisiones zanjando así un asunto tan vergonzante.
Este desatino monumental ha puesto a Asturias en el epicentro de las redes mostrando un sinfín de memes del trabajo mal hecho. Tampoco han ayudado los artículos en medios internacionales haciéndose eco de semejante chapuza. Es tiempo de contrapesar la balanza de esa mala imagen. ¿Es suficiente la gratuidad del Cercanías anunciada como un gran logro por Barbón y Revilla? Piensen, actúen y al lío, que estamos a principio de año con las arcas llenas.
