Discreción, honestidad y capacidad de adaptarse a entornos complejos son tres características fundamentales tanto en la vida como si desempeñas la responsabilidad de DIRCOM. Pedro Ortega se ha ido de forma callada pero por la puerta grande del Hospital de la Cinco Llagas. Durante siete años su casa ha sido el Parlamento como responsable de comunicación de Izquierda Unida. Allí ha «difundido ideas con solvencia, rigor y seriedad». Ahora ha llegado su momento de pasar página pero antes nos deja esta entrevista.
Tras siete años de intenso trabajo, incluido tres procesos electorales en la última etapa; ahora que se entra en un “valle” parlamentario ¿Por qué es momento de decir adiós a gestionar la comunicación de IU?
Porque estoy cansado. Y porque cuando uno pierde la motivación, lo mejor es hacer cambios. Más cuando se trabaja para una organización política porque es fácil caer en el cinismo. Así que profesionalmente necesito un cambio.
Para mí han sido siete años que parecen siete lustros. En comunicación política, y en la política en general, se trabaja mucho. A veces a ritmos y niveles incompatibles con la vida. El teléfono tiene que estar siempre encendido, estés comiendo mantecados con tu familia en navidad o tomando el sol en agosto con tus amigos. Es un trabajo bonito, pero el sacrificio es enorme, por eso hay que echar el freno. En cualquier caso, lo del ‘valle’ es muy optimista viendo la situación que tenemos a nivel estatal. No auguro un otoño tranquilo para mis colegas.
Es un profesional de reconocida experiencia y solvente, que además cuenta con el impagable cariño de los compañeros de profesión. Al menos el perfil de las dos primeras cualidades te da para el consejo de la RTVA y el Consejo Audiovisual. Pero ha preferido la “puerta rotatoria” del paro …
Y me lo propusieron. Antonio Maíllo me dijo que confiaba en mi perfil y que si quería, sería el candidato al Consejo de Administración. Pero ya había tomado la decisión de salir de la política y soy de esas personas a las que les cuesta tomar decisiones, pero cuando las toman no hay camino de vuelta. El Consejo de Administración de la RTVA me parece un sitio bonito para dedicar un tiempo de la vida, pero no es mi momento.
¿Era una decisión tomada o ha sido fiel a Antonio Maíllo como EJEMPLO hasta el final?
Por mí, me hubiera ido antes. Pero he esperado a que Antonio decidiera irse. Yo lo decidí en diciembre del año pasado, tras las andaluzas, pero venían más elecciones y no quería hacer un agujero en mi equipo. Cuando Antonio me contó en marzo que se iba, pensé que ese era también mi momento. Tampoco me hubiese perdonado irme antes y no gestionar con él su salida.
¿Qué le ha gratificado más de sus años de comunicación política y qué menos? ¿Qué balance hace de toda esta dedicación?
A mí me gratifican los éxitos, pero también las relaciones personales. Se trabaja tanto y tantas horas, que los colegas se convierten en tu familia. Si me tengo que quedar con un momento de toda mi experiencia, sería con la de aquella vecina de Huelva que se acogió a la expropiación temporal del uso de su vivienda y el banco no le pudo quitar su casa. Ver a IU dejar su sello en el BOJA y que no hubiera un rincón de España donde no se hablara de ello.
Y lo peor, sin duda, haber vivido en primera línea cómo se iban vaciando las redacciones de los medios de comunicación en Andalucía. Cuando yo llegué a mi despacho del Parlamento, El País salía con un suplemento de domingo para Andalucía, la redacción de El Mundo ponía en jaque al gobierno de la Junta cada dos días, a los periodistas no les cambiaban los titulares en Madrid.
La crisis económica se ha llevado muchas cosas por delante: La crisis política es una consecuencia directa; pero también el propio prestigio del periodismo. Hoy la política es peor, pero el periodismo también. ¿Sabes por qué? Porque es muy fácil poner a un mediocre en un cargo público cuando los pocos periodistas que tenemos no pueden salir de sus redacciones y cubrir una rueda de prensa.
Esta profesión de la comunicación pública y política es asociada, de manera simplista y llena de perjuicios, a “la otra trinchera”, “el lado oscuro” … ¿Se conoce realmente el trabajo de este oficio? ¿Se llega a comprender su complejidad?
Es un trabajo muy de backstage, es normal que no se conozca. Pero también es verdad que depende del jefe que te toque. Quien ejerce como jefe de prensa tiene la responsabilidad de hacer de puente entre las necesidades de los medios y de la organización para la que trabaja, porque se supone que hablamos ambos lenguajes, pero depende mucho del juego que te den. O la organización para la que trabajas entiende que este es un ámbito de dirección en el que tienes que tener capacidad de decisión y reacción, o no podrás hacer bien tu trabajo.
Asi, en los últimos tiempos ha tenido que “confluir” su tarea con Podemos. ¿Cómo se puede comunicar para dos partidos a la vez y no estar loco?
Bueno, no sé aún si no estoy loco o hay una evidente falta de diagnóstico. Es complicado, claro. Y nada indica que el trabajo esté ya hecho. Si la confluencia quiere tener un único grupo parlamentario e incluso ir más allá de los muros del palacio, debe quitarse muchos prejuicios que ahora mismo existen. Es demasiado fácil cavar trincheras cuando dos organizaciones diferentes pasan a conformar un único espacio con la misma gente que dirigió a los espacios por separado. Fundamentalmente porque todos arrastramos vicios. Yo el primero. Pero en mi caso, he tenido la suerte de tener a una homóloga en Podemos con la que he trabajado muy bien y eso ha hecho las cosas más fáciles. Seguro que si esta pregunta se la hace a mis compañeros de Madrid, responderían en otro tono.
¿Tiene usted la sensación de que ha hecho comunicación política o política a secas?
Yo he hecho fundamentalmente propaganda que es para lo que me pagan. Que es un concepto con acepciones un poco negativas, obvio, pero hay que quitarse los complejos. Cuando una empresa vende un producto, eso se llama publicidad. Cuando un partido político vende ideas, eso se llama propaganda. Y luego están algunos políticos que se dedican a la agitación.
Lo importante es hacer un trabajo que respete la inteligencia de la gente. Yo vendo ideas políticas con todos los medios que están a mi alcance y he intentado siempre hacerlo con solvencia, con rigor y con seriedad.
¿No hay demasiado trazo grueso en las declaraciones de nuestros dirigentes políticos?
Y lo peor es que vamos camino de superar la brocha gorda y pasarnos al rodillo. Cada vez es peor. Aunque esto vale para dirigentes políticos y para dirigentes de medios porque son la pescadilla que se muerde la cola. Si al político mediocre le funciona es trazo grueso en la comunicación política es porque tiene su éxito en medios de comunicación.
En cualquier caso, nosotros tenemos un reto siempre que construimos un mensaje y es sintetizar una idea que quepa en un corte de radio o de televisión o en un tuit. Pero eso no puede ser a costa de renunciar al rigor. Lo realmente difícil es acertar con el mensaje, ser riguroso y todo en 140 caracteres.
Usted tiene una larga experiencia en comunicación política, ¿trabajaría para otros partidos?
Por supuesto. Yo vivo de esto porque es lo que sé hacer y tengo la insana costumbre de comer todos días.
Por último, ¿Qué proyectos tienes? ¿Dónde encontraremos a Pedro Ortega?
En Málaga, que es de donde vengo y donde sueño con volver. Creo que no hay mejor ciudad en el mundo. Mi proyecto es montármelo por mi cuenta en un periodo corto de tiempo. Ahora mismo tengo unas cuantas cajas y un montón de ideas. Me toca ponerle a todo un poco de orden para empezar.
