Acabamos de conocer que cuatro millones de españoles «asegura haberse sentido solo con mucha frecuencia en el último año». Si les parece centramos el tiro definiendo el término soledad: Carencia voluntaria o involuntaria de compañía y también, pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo.
No es lo mismo vivir solo que vivir aislado socialmente. No es lo mismo vivir solo por obligación que por voluntad. No es lo mismo que diría Alejandro Sanz. Triste vivir por obligación o aislado.
Dos filósofos alemanes coincidieron en época. Uno lamentaba que nadie aprende o enseña a soportar la soledad. Gran razón tenía Nietzsche aunque no menos su colega Schopenhauer cuando aseveraba que la soledad es el patrimonio de todas las almas extraordinarias.
Tablets, redes sociales y miles de WhatsApps no siempre garantizan la compañía. En ocasiones considero que hace que nos encerremos en máquinas y no en corazones.
Salgan y entréguense. Dense a los demás. Pensemos en los que nos rodean. Llamen a ese hermano que hace días que no saben de él. Visiten a esa madre a la que tanto debemos o a ese padre que daría la vida por nosotros y a los que les debemos un ‘te quiero’ que poco cuesta decir. Lo complicado es sentirlo y eso siempre nos sobra.
A muchos la soledad les acompaña. Olvidémonos de nosotros y seamos su compañía. Es la gran arma que mucha gente desconoce.