Siempre está bien traer a la memoria esa célebre frase de Gabriel García Márquez de que “el periodismo es el mejor oficio del mundo”. Lo es para muchos de los que tienen la suerte de dedicarse a él y lo fue para muchos que, en algún momento de su carrera lo ejercieron y por distintos motivos lo abandonaron. Pero la realidad es que la crudeza de la profesión en estos tiempos es para quienes tienes una vocación ciega.
Los periodistas han pagado muy caro la visión romántica del periodismo, con trabajos sin horarios y miserablemente pagados en muchos casos –hay quienes también trabajan gratis-, una situación que se agudizó con la crisis. A la vez, las profesiones del ámbito de la comunicación se han diversificado y especializado cada vez más, aunque la remuneración económica siga sin ser halagüeña de manera general.
Llegados a este punto, y tras la publicación hace unas semanas por parte de distintas instituciones de la necesidad de centenares de vacantes para servidores públicos, ¿por qué nunca se requieren Licenciados en Periodismo o en Publicidad? Maestros, arquitectos, ingenieros, trabajadores sociales, médicos, enfermeros o juristas tienen la posibilidad de concurrir a Oposiciones, de ofrecer sus servicios profesionales a la Administración y disfrutar, por lo tanto, de una estabilidad laboral que en estos tiempos se ve como un privilegio inalcanzable para muchos.
Pese a las grandes necesidades de comunicación de las instituciones a todas las escalas y, en muchos casos, de las carencias que demuestran en sus estrategias y políticas, son contados los casos en los que se convocan concursos públicos para optar a estos puestos quedando siempre los profesionales de la comunicación al albur de las decisiones de los gestores políticos que mandan en cada momento y provocando, en muchos casos, graves vacíos de servicio cada vez que se produce una transición de partido político hasta que se asienta el nuevo equipo. Es necesario abordar el debate.
Los profesionales de la comunicación tienen mucho que aportar a las Administraciones para el bien de su funcionamiento y para dar un buen servicio a la sociedad.
