Andan las huestes del Partido Popular en Aragón mosqueadas (por no utilizar un término más grueso que ellos mismos sí que manejan), con la utilización que, por parte de Javier Lambán y toda su cohorte de “emisarios”, se hace de nuestra televisión autonómica. Ahora que se acercan las elecciones, se preguntan hasta donde dejará el director general de la CARTV, Francisco Querol, que se manosee el juguete.
Empiezan a analizarse las escaletas de los informativos con precisión de cirujano. Se miden ya los tiempos en pantalla antes de que los determine la Junta Electoral Central. Nadie está contento con su presencia en antena, con su cuota de protagonismo. Incluso los más favorecidos, ven insuficiente el tratamiento que reciben. Hasta ese extremo llega, que en el PSOE creen que aún podrían ser más favorables los tratamientos tan bonancibles que reciben diariamente de la cadena.
En ese punto anda enfrascado Querol. Tratando de ver hasta donde permite que se meta la cuchara en la cocina de los informativos. Los responsables de trasladar las consignas de los diferentes partidos en forma de mensaje televisivo están deseosos de ganar ese pulso. Son sabedores de que las audiencias se traducen en votos. La batalla por las fotos y los canutazos está servida.
El director general de la cadena debe utilizar sus artes para que no se note en demasía la cocina partidista. Que no aparezca ese tufillo que dejan las presencias y las ausencias, los tiempos y los modos, los órdenes de aparición de pantalla y unas escaletas siempre discutidas.
No es fácil hacerlo bien. Es más, aun lográndolo, nadie se sentirá bien tratado. Los partidos, y más en precampaña, son insaciables. Los “fontaneros” de los partidos deberán emplearse a fondo para ganar presencias informativas. Así de triste, pero así de real.