Rafael Camacho, exportado del gobierno andaluz

Rafael Camacho, el innovador «mando único» en la comunicación de la Junta

Rafael Camacho llegó en un momento inédito en la entonces breve historia de la Junta de Andalucía. El gobierno de la V legislatura surge tras unas elecciones que pusieron fin al ciclo denominado “de la pinza”, donde Izquierda Unida y el Partido Popular de Andalucía hicieron valer su mayoría en el Parlamento para bloquear la acción de gobierno del socialista Manuel Chaves.

Esta situación derivó en un adelanto electoral que dio lugar a un escenario de colaboración de gobierno inédita entre el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Andalucista. Este contexto llevó a plantear al presidente Manuel Chaves, en palabras de Rafael Camacho, que la labor de comunicación institucional debía tener como responsable a un profesional “no partidista, no afiliado. Creyeron que esta era la mejor opción. Acepté y encadené una parte de mi carrera profesional apasionante”.

Rafael Camacho. Fotografía cedida por José Antonio Ortega.

“A mí, personalmente, me ayudó mi condición de no afiliado para no levantar suspicacias. En caso contrario y en ese momento, creo que hubiese levantado ampollas y suspicacias en el otro partido de gobierno. Pero al ser un profesional que no tenía antecedentes en ningún partido político (de afiliación, cargo…) pude mantenerme y no tener que hacer ningún equilibrio personal con ningún profesional del PA, que quizás hubiese acabado en bicefalia, dos portavoces para una sola portavocía”, asevera Camacho.

“Había un partido hegemónico y otro más pequeño que tenía la preocupación de acabar fagocitado por el otro partido, que temía que le hiciera el abrazo del oso y verse asfixiado, perjudicado”.

Rafael Camacho sobre su relación con el Partido Andalucista

Ante esta tesitura el portavoz optó por profesionalizar la gestión comunicativa. Vinculó el concepto de comunicación institucional al “derecho a la información que tienen los ciudadanos. No solo a saber, conocer, sino a que se le dé explicaciones. Lo relacioné con los stakeholders, los grupos interesados: todo lo que rodea a una institución”.

Se marca como objetivo principal aplicar criterios de gestión de empresa al ejercicio de la comunicación en el gobierno. “La Oficina tenía que funcionar como una prestadora de servicios y ser eficaz, eficiente, ser ágil, transparente para responder a los medios. Quería aplicar unos criterios a una organización que era en ese momento más administrativista, más funcionarial”, explica Rafael.

Como portavoz, intentó abrirse a otros públicos, además de las relaciones informativas con los medios de comunicación. En su etapa de responsable persigue “no solo dirigirse a los medios, sino a la ciudadanía sin mediación de los grupos informativos, pero también a los grupos de interés que conforman empresarios, sindicatos, académicos, universidad, en los otros partidos políticos que no gobiernan, con las instituciones supranacionales).

También apostó por modernizar el funcionamiento y la imagen. Cita como anécdota el cambio de las cortinas verdes de la sala de prensa donde se informaba tras el consejo de gobierno, que “parecía el Cine Pathé, el peor posible para los medios audiovisuales”. Apostó por innovar y esto requería actualizar la sala de prensa con una cabina de traducción simultánea, sala de monitores.

El carteyano destaca de esta etapa la puesta en marcha del “Portal de la Junta” de la Junta de Andalucía, acorde con la aparición con fuerza de Internet y “tirar de esta manera del motor tecnológico para modernizar la oficina del portavoz”.

Discutía con los altos cargos para convencerles para que un periódico no pudiera ser lo más importante de la comunicación; había que buscar alternativas de televisión, radio, internet que llega a más de los 10.000 lectores de un periódico.

Era una manera también de superar “la fijación de los altos cargos por los periódicos. Había que ponderar su peso relativo en la estrategia de comunicación. La estrategia política y de comunicación no puede centrarse en los intereses de un periódico por mucho peso que se crean tener ni por los afiliados que lo lean”.

De su etapa como portavoz deja pocas cosas en su debe. Pero una que le provocó especial irritación fue que “no logramos plenamente el objetivo de acabar con la imagen estereotipada y negativa que tiene Andalucía en el exterior: de tierra subsidiada, que vive subdesarrollada… luché con energía, pero no lo logré. Visitamos mucho Madrid, organizamos multitud de encuentros, almuerzos, tertulias… para tener „buen rollito‟ con periodistas y directores de medios porque son los que pueden ir cambiando la imagen cuando escriben. Pero nada”.

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