Rafael Rodríguez (Málaga, 1955) es el minutero de la historia reciente de Andalucía. Testigo directo del 4 de diciembre en Málaga, del periodismo militante en aquel 28F donde Andalucía se ganó «por la vía rápida» su autonomía. No solo ha vivido la transición política sino también la de la profesión periodística. Su lucha no para, ahora pretende blindar desde la Asociación de la Prensa de Sevilla, segunda con más afiliados de España, el periodismo en las escuelas. Casi 50 años de honestidad y ética periodística, y lo que queda …
- Hoy 28 de Febrero es una buena fecha para reivindicar la autonomía andaluza y el papel que jugaron los periodistas en la misma. ¿Cómo recuerda esos días, esos años?
- Fueron años apasionantes tanto para la ciudadanía en general como para los periodistas en particular. Hay que ponerse en el contexto de entonces pues salíamos del túnel de la dictadura. La censura era total en aquella época, incluso una vez muerto Franco. Aún recuerdo como los informativos en Radio Juventud de Málaga no podían emitirse si no venían sellados por la Delegación de Información y Turismo. Había una cantidad de gente joven, niños, una nueva generación que, en provincias, en Andalucía, fuimos rompiendo moldes. Los primeros años de la transición fue un amanecer para el periodismo donde cohabitaban los periódicos del “Antiguo Régimen”, la Prensa del Movimiento, con los aires nuevos de El País y Diario 16. El papel que jugó esa nueva generación fue decisivo, muy importante. Éramos auténticos militantes de la libertad, la democracia y la defensa de Andalucía. Nos comprometimos con el futuro de nuestra tierra. El papel de los medios fue clave para la movilización, se hizo un periodismo de calle que empujó a la calle a miles de personas.
- Os tocó “nadar a contracorriente” con un gobierno que controlaba a los medios y que se oponía al Referendum, con consignas de referentes como El País o la Cadena Ser para silenciar esa marea de la autonomía. ¿Sin la audacia de esos periodistas habría 28F?
- En cualquier caso, habría habido 28 F porque Rafael Escuredo, con el apoyo final de Manuel Clavero, se la jugó y se lanzó por la autonomía, incluso en contra de su propio partido. Fue un empeño y una lucha personal del Presidente Preautonómico. Los periodistas también nos “mojamos” en un contexto muy difícil porque la UCD había apoyado el referéndum con la adhesión de todos los Ayuntamientos donde gobernaban en Andalucía. Cambió a última hora con la famosa cuñas de Laurent Postigo “Andaluz este no es tu referéndum”. Eso suponía que toda la publicidad, que controlaba el gobierno, se dirigía en un mensaje negativo. Y había que combatir y luchar contra eso, y hacerle ver a la ciudadanía que sí era su momento. Esa campaña se le volvió en contra al gobierno porque hirió el orgullo de todos los andaluces; la postura contraria de la UCD fue lo que hizo que triunfara el referéndum. El “sí” era dificilísimo al tener que conseguir más del 50% de los apoyos en un censo inflado y desastroso, donde había hasta ciudadanos y ciudadanas que habían fallecido. Yo creo honestamente que si la UCD no se hubiese opuesto, por tranquilidad de la gente, hubiera fallado el referéndum.
- Ya se había vivido el 4D, Primer Día de Andalucía, donde también el periodismo se conjuró con la democracia, la libertad y la igualdad. Ese día murió un malagueño, y Rafael Rodríguez estaba allí. Usted, con Juan de Dios Mellado tiene publicada la crónica de ese “Morir por Andalucía” de Caparros, ¿Qué imágenes, qué voces, le queda de esa jornada?
- Fueron tres días donde Málaga estaba tomada en Estado de Sitio. Recuero el pánico y el miedo de la gente, familias enteras, niños, ancianos corriendo despavoridos entre botes de humos, disparos, pelotas de gomas, porras … una especie de guerra. Y todo pasó por una bandera. Lo que era una auténtica fiesta de miles y miles de personas se convirtió en un drama. Acabó en muchos heridos y destrozos de comercios, fue una guerra de guerrillas durante tres días. Si el presidente de la Diputación, Pancho Cabezas, hubiese colocado la bandera de Andalucía tal y como se pidió no hubiese ocurrido nada. Todo se podía haber evitado.
- ¿Confía todavía en que se resuelva este caso?
- Lo de Caparros se sabe, pero se ha querido tapar política y socialmente. Hubo un sumario que se abrió y cerró varias veces; policías que habían hecho uso de su arma reglamentaria y habían disparado, y que no quisieron investigarlos, sino que le dieron de baja o vacaciones. Hay un documental, “23 disparos”, que marca quien es el policía que disparó y que ya está fallecido. Hubo una comisión del Congreso de los Diputados para analizar los sucesos de Málaga y la conclusión final fue que la culpa la tenía la situación social y económica que vivía la ciudad. No ha habido nadie ni enjuiciado ni condenado, ni sumario contra los enormes destrozos. Ni un detenido. Hablan de una información confidencial pero ya todo se sabe, fíjese que esa documentación secreta se abre con la advertencia que hay un periodista, Rafael Rodríguez, que está escribiendo un libro y que puede tener material peligroso, le seguiremos la pista … Surrealista, se le dio carpetazo y no quiso saber más.
- Momentos reivindicativos los de entonces. Y ahora, que la crisis ha dejado muy tocada a la profesión, ¿Es momento de gritar ¡Viva el periodismo Vivo!? Defiende que la palabra libre de los periodistas y de la ciudadanía jamás nadie podrá silenciarla. ¿Por qué hay que recordar a estas alturas eso?
- La libertad de expresión sigue estando muy amenazada. La libertad del periodista molesta a mucha gente y lo que quieren es silenciarlo, aunque se le llene la boca a todo el mundo de que está a favor de esta libertad de expresión es mentira. La libertad de información hay que lucharla y ganarla día a día. El poder económico y político dominan los medios de comunicación, nada más hay que los Consejo de Administración, que están formado por gente que nada tiene ver con el periodismo sino con los grandes bancos y/o fondos de inversión. A nivel político tenemos la Ley Mordaza que nos está castigando tremendamente. Cuanto precario esté el periodismo más débil estarán las libertades. Eso se traduce también en autocensura. El peor enemigo de la libertad de expresión es el paro y el hambre. Tenemos la mala costumbre de comer todos lo días y para que esto acabe ocurriendo a veces aguantas y callas la explotación de los distintos poderes. La autocensura es la peor de las censuras, no necesita de censor porque eres tu mismo en tu supervivencia por el puesto de trabajo, por el poco dinero que quieran darte, el que te autolimitas.
- También se quiere “silenciar”, pulsar el botón de apagado, de Canal Sur a pesar de estar blindado en nuestro Estatuto de Autonomía. ¿Se vive con preocupación que la radiotelevisión pública sea moneda de cambio electoral? ¿Por qué modelo apostaría?
- Somos defensores a ultranza de los medios públicos, “medios públicos de verdad”. Esta coletilla es importante porque ya sea en el ámbito local, regional o estatal los que gobiernan, incluso la oposición, se creen que son suyos, que no son unos medios públicos institucionales sino particulares para sus intereses. Los medios públicos, públicos de verdad es la principal garantía de información que tienen los ciudadanos, es la esencia. No hay mayor libertad de información real que lo que se garantiza desde lo público. Así Canal Sur es totalmente necesaria como la sanidad, la educación o las pensiones. Te da formación y estructura como comunidad autónoma. Te van a contar lo que pasa en tu entorno. Canal Sur es el referente informativo. Lo que también decimos es que el ente de radiotelevisión pública ha cumplido 30 años y eso requiere un cambio de modelo, los medios tecnológicos son distintos, la profesión y la ciudadanía también. Tiene que actualizarse para seguir dando un servicio público, público de verdad.
- Otra polémica en el ámbito de lo público ha sido la situación de los periodistas de la Oficina del Portavoz. Sus palabras fueron interpretadas de muy diferentes formas. ¿Qué solución ha defendido desde la Asociación de la Prensa de Sevilla?
- Desde el 2011 siempre le hemos exigido al Gobierno Andaluz una RPT con la categoría de periodista o de técnico de comunicación. Es básico y fundamental, y por ello se incluyó a petición nuestra en el Pacto Andaluz por la Cultura que se firmó con el presidente José Antonio Griñán. Es vergonzoso que en todas las Comunidades Autónomas los periodistas estén en la RPT menos aquí; es más en la Junta de Andalucía están incluidas en su Relación de Puestos de Trabajo todas las categorías profesionales menos la de periodistas. Una cosa es que haya puestos de confianza de periodistas o técnicos de comunicación, como hay abogados o economistas, cuya suerte va pareja al político que lo nombra. Pero está el cuerpo de periodistas que son técnicos estructurales en la administración autonómica o local, como cualquier otra categoría, que tienen que salir a concurso público. De esta manera se debe al bien común y no al político de turno. En definitiva, queremos la inclusión en la RPT y concursos públicos para el acceso a la administración autonómica, local o la Universidad con nuestra categoría profesional. Así también se acabará con el debate y la polémica que sacan los propios periodistas, que nos matamos a nosotros mismos con el famoso “ahora nos toca comer a otros”, de enchufados de uno u otro partido. La administración necesita periodistas y la única manera de entrar es por la libre designación. Ni los que había antes eran enchufados del PSOE ni los de ahora del PP o Ciudadanos; ni estos partidos han contratado a los enchufados del primero en relación a los que se han quedado de la etapa anterior. Son periodistas que cumplen con su trabajo, no es cuestión de ideología sino de profesionalidad.
- Esa RPT daría estabilidad y empleo de calidad. Dos situaciones de las que parece vivir ajena la profesión periodística. ¿Cuál es el “minuto-resultado” del oficio en Andalucía?
- Muy negativo. Somos la profesión que porcentualmente tenemos más parados y más falsos autónomos que ninguna otra. No hay ningún medio de comunicación en prensa, radio o televisión, público o privado, en el cual en los últimos años no haya habido expediente de regulación de empleo, ERTE o recortes salariales. Se define una situación muy difícil de revertir. Además, hay una saturación de estudiantes de Periodismo. En Sevilla hay cuatro Facultades que sólo en la US genera 400 o 450 graduados en las tres especialidades, que son carne de cañón del paro o colocarse en otras profesiones ajenas a lo que han estudiado. Aún así la gente que ame al periodismo, pese a lo mal que está la profesión, les digo que tiren para adelante. Ahora lo que falta también en las Facultades son dos cosas: vocación a los estudiantes y enseñar a hacerlos periodistas.
- En su candidatura a presidente de la APS proponía revertir esa situación con el impulso de una verdadera vida profesional basada en el empleo, la formación y la ética. ¿Qué se ha podido hacer en este tiempo? ¿Qué balance hace de los últimos cuatro años?
- Nunca se puede estar contento porque han desaparecido durante este tiempo las ediciones andaluzas de El País y el Mundo, además de El Correo de Andalucía en papel, Sevilla Directo… A pesar de ello me siento satisfecho por el apoyo a los profesionales y también por habernos volcado en defender la honestidad y la ética en la profesión en un momento donde la mentira lo ha invadido todo, con la complicidad en algunos casos de los propios periodistas. Hemos sido combativos con la Ley Mordaza, máxime cuando hemos tenido casos de compañeros afectados y hemos pedido que se anule la aplicación de la misma en todos los casos. También se han realizado montones de cursos y jornadas para especializar a la gente. Nos sentimos especialmente orgullosos del programa “Prensa en las Escuelas” con la Caixa y la “Igualdad en las noticias”, que son dos proyectos donde damos “trabajo” a compañeros y compañeras al tiempo que hacemos una divulgación didáctica de autocrítica del periodismo y la comunicación en los institutos. Y también quiero destacar el proyecto de cooperación internacional que estamos haciendo en Guinea Bissau, uno de los países más pobres del mundo, donde hemos abierto una radio para mujeres, creado colegios, centros de salud, cooperativas agrícolas … Todo esto con dos periodistas solidarios que están ayudando allí. Si luchamos podemos perder, si no luchamos estamos perdidos.