Es inadmisible. En cualquier empresa privada, el responsable máximo de la tan lastimosa y vergonzante gestión, estaría ya en la cola del paro. No es de recibo que los derechos de emisión del Mundial de Fútbol de Catar supongan una inversión superior a los 32 millones de euros a RTVE y que tan solo se recauden por inversiones publicitarias, algo más de 1,1 millones.
La propia Elena Sánchez, como directora interina del Ente, confirma sin inmutarse esa gestión tan lamentable. No contenta, nos quiere convencer que en términos de imagen, marca y cuota de pantalla, es una inversión rentable. Poco más o menos viene a decir que la culpa es de los propios jugadores de la Selección Española de fútbol, que no supieron llegar a la final del campeonato para tener un mercado publicitario de más amplio recorrido para comercializarlo convenientemente. A otro perro con ese hueso querida directora.
La falta de previsión, una gestión comercial insuficiente y una mala política de patrocinios al final nos llevan a un negocio ruinoso para las arcas del Ente. En este país parece importar poco estos desmanes cuando se trata de rendir cuentas del dinero público en el Congreso de los Diputados.
No es de recibo que quien dispara con “pólvora del Rey” y juega con el comodín de los presupuestos generales del Estado para sobrevivir con algo de dignidad, demuestre tanto aplomo para certificar su batacazo publicitario. Todos esperamos alguna explicación razonable, algún cese o cuando menos el “propósito de enmienda”. Pues nada de nada. Será verdad que el dinero no es de nadie.