Es un sinvivir. Nadie sabe a qué carta quedarse al comprobar la inversión en Publicidad Institucional desmesurada de la que hace gala Pedro Sánchez, llegando casi a doblar la inversión que en ese mismo concepto realizó su antecesor en el cargo, Mariano Rajoy. Son datos oficiales que maneja el ministerio de Presidencia y que los daba a conocer recientemente el diario digital Vozpopuli.
Sánchez, según esos datos, bate el record en hacer publicidad del Gobierno y también el que más campañas lleva a cabo, con la friolera de 193 en un solo año. Por comparar, en el último ejercicio de gobierno popular fueron 44 las que se financiaron.
Si sumamos los cuatro ejercicios que componen la legislatura, el gobierno actual ha llevado a cabo un total de 753 campañas de publicidad institucional. Rajoy se quedó en 446 y Rodríguez Zapatero en 693.
Las inversiones publicitarias en las cuatro anualidades, alcanzan los 400 millones de euros. En ese aspecto, resultó muy llamativo que en el mismo día que Sánchez convocaba las elecciones generales anticipadas, se aprobaba en consejo de ministros una licitación de contratos publicitarios por valor de 440 millones y que casi pasó prácticamente inadvertida. El acuerdo marco aprobado en este caso tiene carácter bianual.
Conocer el reparto
Hay que recordar que el reparto que realiza el Gobierno entre los medios de comunicación no es público. Se desoyen así incluso las recomendaciones de Consejo de Transparencia y Buen Gobierno que el pasado mes de abril le instaba a que revelara dicha adjudicación. Extremo éste que no se llevó a la realidad.
Recientemente han aparecido en escena 160 millones de euros más procedentes de los fondos europeos NextGen, para el desarrollo de la industria de los podcast en España. Parece un coladero en toda regla. Al menos así lo percibe el sector que atónito contempla como la lluvia de millones en publicidad institucional se incrementa casi en la misma medida que se oculta su destino. Una estrategia que deja a las arcas del Gobierno temblando y a merced de decisiones discutibles que no hacen más que generar dudas en la idoneidad de tanto despilfarro. Queda poco para tanto desmán, pero los desequilibrios en el reparto ahí están, más vivos que nunca. Solo unos pocos se frotan las manos, eso sí, con las cuentan bien regadas de los “millones” que Sánchez tiene a bien concederles. Deben pensar aquello de “que no pare la noria”.