Aunque los aragoneses no acabemos de creerlo, como nos pasa con tantas otras cosas, vivimos en una tierra que atrae turismo. Y cada vez más. Aragón rozó el año pasado los tres millones y medio de viajeros y ha superado de largo la media de crecimiento del sector a nivel nacional. Los números ratifican que somos un destino atractivo, pero si queremos seguir creciendo está claro que además de serlo, hay que parecerlo…o lo que es lo mismo “comunicarlo”, “venderlo”.
Y para ello hoy en día las posibilidades son infinitas. Porque, más allá de las herramientas de comunicación convencional, si hay un terreno en el que lo digital nos tiende puentes espectaculares, ese es, sin duda, el de la promoción turística.
El otro día me explicaban el proyecto común de ITAINNOVA y Turismo de Aragón (a veces desde las instituciones se trabaja bien y de forma coordinada, ¡qué gusto!). El Instituto Tecnológico ha generado un software que permite a la gestora de la promoción turística aragonesa analizar el universo social media en busca de datos que posteriormente sirven para orientar y afinar la estrategia. Así se ha llegado, por ejemplo, a descubrir el enorme interés que nuestra comunidad tiene para el turismo nipón. ¿No han detectado cada vez más grupos de japonesitos y japonesitas haciéndose el oportuno selfie ante el Pilar?
La creciente presencia de turismo japonés es un ejemplo concreto de que la espectacular lupa que nos proporciona el Big Data nos permite sacar provechosos beneficios. Podemos indagar en el mercado hasta llegar prácticamente a mirar a los ojos a nuestros potenciales visitantes para saber qué desean. Lo podemos llegar a saber TODO sobre nuestros turistas (sobre los reales, los potenciales y los que algún día fueron reales y ahora hay que fidelizar). Con una adecuada gestión de los datos obtenemos una radiografía milimétrica que nos permite saber de dónde vienen y adónde van, qué es lo que más despierta su curiosidad, qué tipo de productos generan más interés…en fin, valiosísima información a la carta. Oro puro.
Allí queda la primera parte del pastel. Pero, no olvidemos, que al mismo tiempo es preciso desarrollar una concienzuda estrategia de contenidos. Porque el nuevo paradigma de la comunicación y el apetitoso universo digital ponen ante nosotros mil y un caminos diferentes para narrar, explicar y contar aquello que nuestro viajero quiere oír entre tanto ruido. Los medios y las formas son infinitas para poder contar historias, describir productos y, sobre todo, trasladar experiencias, que es lo que todos buscamos al final como viajeros y como consumidores de productos turísticos.
¿Y qué necesitamos para todo ello? Hace falta echar mano de imaginación e innovación. Hace falta una buena estrategia: qué queremos promocionar, para quien, cómo, cuándo, por qué… Y hace falta saberlo contar. Porque podemos tener los mejores tesoros, el mejor patrimonio, la más increíble gastronomía y los parajes naturales más espectaculares. Pero todo quedará diluido en un mercado cada vez más saturado de ofertas y experiencias si no sabemos posicionar adecuadamente nuestro producto, generar una marca potente y diferenciarnos de la competencia.
Y para ello, y aquí llegamos a la guinda, hace falta un buen profesional de la Comunicación. Porque es preciso contar con expertos capaces de dirigir con eficiencia y eficacia una estrategia que haga brillar todo lo bueno y bonito de este Reino de los Sueños llamado Aragón.