Esta mañana, de camino al trabajo, me he encontrado varios “mupis” o soportes publicitarios anunciando un pintalabios de una marca de lujo francesa. Tras varios meses en los que las mascarillas hacen difícil el uso de este maquillaje e impiden mostrar las bocas, este anuncio se me ha revelado como una señal premonitoria de los tiempos que vienen. Como cuando entre los campos cubiertos de escarcha comienzan a vislumbrarse los primeros capullos en las ramas de los árboles, el rojo pasión de la publicidad me hace ver más allá de la actual realidad.
Es cierto que se necesita un ejercicio de contención, porque todavía queda tiempo para que la vacuna se extienda a todos y que demos por zanjada la crisis del coronavirus que ha destrozado por completo todas las previsiones a nivel planetario.
No podemos bajar la guardia, ni relajar las medidas de precaución sanitaria. Tampoco pensar que tras esta etapa negra todo será maravilloso, porque será un recorrido largo y arduo y con muchas complicaciones y derivadas en el camino hacia la recuperación económica. Pero, en ese instante, he visto claro que tenemos que empezar a pensar y trabajar en la planificación de esa fase.
A pesar de los obstáculos que nos encontremos por el camino, es previsible que, en primavera, con unos presupuestos Generales del Estado aprobados y la perspectiva de unos Fondos de Recuperación europeos para los siguientes años, se genere una movilización de iniciativas, inversiones, proyectos y agitación social y económica.
Adelantarse a los próximos escenarios
Como directivos de comunicación, nos compete una planificación estratégica en nuestras organizaciones, con una mirada a medio plazo y adelantándonos a los escenarios. Porque si algo está claro es que no volveremos a la situación previa a la crisis. Habremos saltado de pantalla y nos encontraremos en un escenario completamente distinto.
Que la pandemia ha servido para acelerar tendencias, es una coletilla que no falta en cualquier foro de reflexión del momento y ya sabemos hacia donde apuntan los nuevos tiempos: digitalización, uso de herramientas tecnológicas y de Inteligencia Artificial, sostenibilidad…
Pero más allá de los escenarios que plantean los “augures pospandemia”, es el momento de poner en práctica una de las habilidades de los profesionales de la comunicación: “la escucha activa” de nuestros grupos de interés y, muy especialmente, al ciudadano de a pie.
Volveremos a las calles, pero las personas tampoco seremos las mismas. Muchas habrán perdido a seres queridos, muchos más habrán perdido sus trabajos, todos habremos perdido un tiempo valioso de nuestras vidas y habremos vivido experiencias nunca imaginadas. Hay que estar a la escucha y percibir qué es lo que la sociedad, en general, y las personas, en particular, esperan de las organizaciones, porque deberemos comunicar para ser entendidos por esta generación poscovid. Hay que acertar en el mensaje, en el tono, en el canal, en el producto y en la oportunidad.
Debemos adivinar y hacer esa prospección del futuro para estar alineados con ese momento único, con lo que nos demanda y espera escuchar el conjunto de los ciudadanos. Porque, entre las pocas certezas que tengo en este momento, es la seguridad de que los labios de muchas mujeres se volverán a pintar de rojo.