Por Miguel Zandundo
Lo describe perfectamente el nuevo testamento según san Mateo, “Por sus obras los conoceréis”. Si la candidata a la presidencia de la Comunidad de Murcia por Podemos se va a seguir comportando de manera tan antidemocrática como lo hizo en el curso del debate organizado por la Radio Televisión de la Región de Murcia (RTRM), los murcianos tienen claro lo que no quieren para su región.
No es de recibo que, conociendo de antemano las condiciones del debate, con alternancia de presencias compartidas y excluyentes con la candidatura de Mas Región-Verdes Equo, la candidata de Podemos lo reventase al negarse a abandonar el plató donde se celebraba. Interpretando de manera torticera las normas aprobadas por todos, trataron de reescribir el guión, buscando únicamente sacar partido al mismo con una presencia que no era procedente. Y lo sabían.
Se trataba de seguir presentes en el debate y a la vez obstruir de forma explícita otra presencia con un boicot al derecho de participación del resto de formaciones, lo que constituye un hecho de profunda gravedad, además de un desprecio a la ciudadanía.
El grado de desconociendo o de mala fe, adquiere dimensiones grotescas al tratar de ignorar que las disposiciones de la Junta Electoral en un debate retransmitido y televisado, como era el caso, son de obligado cumplimiento, se comparta o no el sentido de la resolución. Solo una falsa prepotencia puede llevar a Podemos a pensar en tener un estatus tal que les faculte incluso para ser ellos mismos quienes redacten a su antojo las normas de un debate electoral.
Ese proceder tan cicatero como sectario, además de ser peligroso, les conduce a alienar otros criterios no solo más válidos sino ajustados a derecho. Pero ya se sabe, a Podemos se la trae al pairo lo que refleje la normativa. En el pecado llevaran la penitencia. Los demás llevamos el duelo de verles fallar con las normas un día y otro también. Ahora ya no aciertan ni cuando rectifican.