Los datos de este final de año en audiencias televisivas son inequívocos. Antena 3 es la cadena más vista en sobremesa, tarde y prime time. Alcanza sus mejores resultados en trece años superando al fin a Telecinco. La cadena del saliente Paolo Vasile, entra en una recesión a pesar de sus esfuerzos desesperados por seguir manteniendo el reporterismo de alcoba. Ese que se empeña en hacer populares -a base de dedicarles horas sin sentido y, lo peor, sin nada que contar- a personajes que, ahora, abandonando las sobremesas nadie sabe a qué se dedicaran.
Curioso fenómeno el de Telecinco al lograr que se hablara de ellos como antaño se hacía con los reportajes de La2. Nadie los veía pero todos los mencionaban en las encuestas. Ahora, el fenómeno cuasi cíclico se repite. Nadie veía el bodrio de ‘Sálvame’, pero ahí estaban sus audiencias. Felizmente, ahora, no sé si alguno sigue alimentando el chismorreo de mesa camilla, pero las audiencias lo están dejando junto al paredón, en vía muerta y sin destino.
Utilizando el símil futbolístico, primero, la cuerda se rompió por lo más fácil. A la nevera mandaron por este orden a Paz Padilla, Carlota Corredera, Valdeperas y Alberto Díaz. El próximo apunta al histriónico e insolente Jorge Javier. Tras ellos, la alineación compuesta por los Matamoros, Kiko Hernández, Lidia Lozano, la Patiño, las Campos y un tropel de cansinos bustos parlantes buscan ya sitio en el mercado de invierno.
Siguiendo con el símil, habrá que recordarles que aquí no hay VAR. Ni siquiera el polígrafo de Conchita. No hay segundas oportunidades ni se repiten las mediciones de las audiencias. El fin llama a la puerta de Telecinco. Cuesta abajo y en picado. Es tiempo de zozobra y de mudanzas imprevistas claro está. Y ambas a la vez no son buenas.
¿Quién perseguirá ahora a Paquirrín o a Froilán? ¿Quiénes atizaran a Urdangarín? ¿Qué será de la Pantoja sin un micro de Sálvame a la puerta de Cantora? Lo dicho, es el final de un sinvivir para mediocres parlanchines.
