Con el cese de buena parte de las restricciones de contención del coronavirus, hemos vuelto a vivir en un entorno donde podemos movernos con relativa facilidad para trabajar, para disfrutar de nuestro ocio, o incluso para viajar dentro del país o a destinos internacionales. Por esto, vuelve a ser frecuente que nos encontremos en situaciones donde no podemos utilizar nuestros datos móviles, y entonces aprovechamos cualquier red Wi-Fi pública, como las de las cafeterías, las bibliotecas, los hoteles y otros espacios públicos para conectar nuestros teléfonos o nuestros portátiles.
Por más que este tipo de redes pueden parecer convenientes –y, de hecho, en buena medida lo son–, también son redes inseguras donde no tenemos el menor control sobre las personas que se conectan a ellas y, especialmente, desconocemos las posibles vulnerabilidades que pueden tener en sus sistemas. Alguna de ellas, sin embargo, es bastante recurrente: acostumbran a utilizar una contraseña conocida por cientos de personas, o, incluso, a no tener ninguna contraseña en absoluto. Y esto puede suponer una seria amenaza para nuestros datos privados.
¿Cuáles son los riesgos de las redes Wi-Fi públicas?
El principal riesgo de una red Wi-Fi pública consiste en la posibilidad de que nuestros datos privados queden expuestos cuando las usamos para navegar por internet. La razón es evidente: si cientos de personas tienen acceso a una misma red, un hacker con experiencia en informática puede usarla para interceptar los datos que envían y reciben las otras personas. Hay diversas formas de hacer esto, si bien una de las más populares es un ataque de intermediario, donde el hacker recibe las solicitudes de datos de los usuarios y las manipula para hacerse con sus contraseñas o los números de tarjeta de crédito.
¿Qué datos pueden quedar expuestos al usar una red Wi-Fi pública?
Todos los datos que enviemos o recibamos al usar una red Wi-Fi pública pueden caer en manos de un hacker, de ahí que sea necesario ser especialmente cuidadosos al realizar compras online, hacer gestiones con instituciones estatales, o enviar correos electrónicos comprometedores o confidenciales. Una simple compra de apenas unos euros puede costarnos el completo vaciado de nuestra tarjeta de crédito si la hacemos a través de una red Wi-Fi comprometida, así que es mejor pensárselo dos veces antes de usarla.
¿Cómo puedes proteger tu conexión en un Wi-Fi público?
La mejor forma de proteger tu conexión al utilizar redes Wi-Fi públicas es utilizar una VPN que es una herramienta de ciberseguridad que se encargará de encriptar nuestra conexión de forma robusta y de extremo a extremo. De esta manera, incluso si un hacker accede a la red Wi-Fi a la que estamos conectados, los datos que enviemos serán ilegibles para su sistema, así que no podrá hacerse con nuestra información privada.
Otra alternativa: los datos móviles
Si tienes un buen plan de datos en tu móvil, puedes utilizarlo para abrir un hotspot –es decir, una conexión compartida– y conectar tu portátil a tu teléfono, en lugar de a la red Wi-Fi de la cafetería, el aeropuerto o el hotel. De esta manera estarás utilizando tu propia conexión, en lugar de una red Wi-Fi vulnerable, y podrás navegar de forma más segura. Sin embargo, esto solo funciona cuando tienes un plan de datos generoso, así que, para el resto de los casos, la VPN sigue siendo tu mejor opción.