Por María José Andrade
No dejan de repetirlo: la vacuna está siendo un auténtico antídoto que ha llegado para evitar contagios y estar inmunizados. Pero también está mostrando un matiz muy esperado y esperanzador. Y es que está siendo un remedio para que la economía, por fin, comience a dar señales de una actividad pretérita.
Algunas fronteras se abren, empieza a haber trasiego de turistas y los mercados, que permanecen en estado de alerta constante, remontan. Estado Unidos, da señales evidentes de una recuperación económica que parece imparable, pero ante la que debemos actuar con mucha cautela.
Es evidente que la vacuna mejora la salud de todos. Algunos pensaran que es un gasto millonario, otros que no llega a todo el mundo. Pero lo cierto es que la vacuna es la gran solución para una economía que ha mermado, y mucho, durante casi un año. Un año en el que la economía doméstica ha sido la más perjudicada.
Como ejemplo, las dolorosas “colas del hambre” que siguen a las puertas de numerosas ONG’s. Un fiel reflejo de la crisis doméstica tan brutal que muchos están viviendo. Un hecho que importa y duele, porque es la que padecen y sienten los que la están sufriendo…
También se afirma, de manera contundente, que se ve luz a final de un túnel al que va llegando la luz y esto está resultando ser la Cara B de la otra inmunidad tan necesaria frente a la crisis económica. Y es que el hecho de cumplir con los plazos establecidos, para llegar al número de vacunados que garanticen esta inmunidad, es la condición indispensable para que la economía también muestre signos de buena salud.
España, y como dato negativo, no es uno de los países que lidere la vacunación mundial, pero es cierto que sigue la buena marcha. Ya son muchos los que han recibido las dos dosis, las tasas de contagio se reducen, las dramáticas cifras de personas fallecidas por Covid-19 también, los hospitales están menos saturados y toda esta suma, da como resultado el ansiado oxígeno para algunas economías que se están viendo mucho más afectadas que otras.
Es el momento de mirarnos en el espejo de países como Estados Unidos, Reino Unido o Israel, que encabeza el listado con la mayor cantidad de personas que han recibido su correspondiente dosis, y es que ellos son el claro ejemplo de cómo está repercutiendo, de manera muy positiva, en su economía.
El hecho de que las infecciones se redujeran y las restricciones disminuyeran supuso que el impacto en la economía se hiciera evidente.
Aquí en España la hostelería han aumentado sus horarios de apertura al público, hay movilidad, están surgiendo nuevas necesidades que necesitan tener respuesta, los modelos de negocios se están transformando, y aunque algunas localidades se siguen confinando, la confianza del consumidor también está volviendo a la vida.
No podemos dejar de estar prevenidos y ser previsores porque esto no se ha acabado. No podemos caer el el “optimismo compulsivo” pero puede que la recuperación sea más fuerte de lo que pensábamos.
Tenemos que esperar a que las empresas nos informen y ofrezcan sus datos para poder comprobar que la vacuna, efectivamente, también está “curando” una economía maltrecha. Y es que de ésta depende que las familias puedan volver a recuperar los niveles adquisitivos antes de la pandemia y sean, de nuevo, el motor que cambie una tendencia en la que casi todos hemos perdido.
María José Andrade es periodista y Directora de 'Mujeres Valientes'